Las instituciones educativas forman parte de un sector social en el que sin duda alguna aparecen manifestaciones sociales que demandan prontamente actividades que comprendan y salvaguarden sus necesidades particulares, teniendo en cuenta los recursos con los que cuenta y por supuesto la realidad social de los individuos inmersos allí. Frente a lo anterior, puede mencionarse que el sistema educativo es un contexto en el que se hacen patentes los conflictos sociales, en la medida en que, por un lado, se convierte en el lugar en el que se manifiestan las carencias y/o problemáticas sociales no sólo de los niños, sino de los demás sujetos que conforman la institución (administrativos, docentes y padres de familia), y por otro, se configura como un espacio que alberga población muy heterogénea, lo cual, favorece la presencia y/o aparición de situaciones que merezcan intervención social.