La historia de la infancia muestra  la triste realidad de los y las niñas desde los orígenes de la humanidad hasta nuestros días. J.J.Rousseau fue un gestor importante en el reconocimiento y respeto por la infancia, el considerarlo adulto pequeño le significaba responsabilidades desde temprana edad y era despreciado por su estado de indefensión. Todo y toda  maestra  debe resignificar el papel de la infancia, asumir su responsabilidad en la tarea de  orientar el ciclo vital más importante en la vida del hombre y la mujer,  mientras más pequeños o pequeñas sean los y las educandos,   más atenciones y cuidados requieren,  la escuela no está exenta de ello, como escenario de formación de los y las niñas debe estar atenta al pleno desarrollo de sus estudiantes. He aquí la relevancia de retomar a Phillipe Ariés cuando argumentó que se debía lograr hacer que la infancia dejara de ser un dato histórico de la humanidad y pasara a ser un producto de la modernidad, es reconocer a los y las niñas  como sujeto digno y humano, sujeto de derechos, la escuela no solo debe ser  el espacio para aprender, sino para crecer en todas las dimensiones.